El pasado sábado 4 de febrero un grupo de profesores hemos participado en Madrid en el encuentro “Grandes Profes”, organizado por la Fundación ATRESMEDIA, acerca de la competencia digital y la transformación personal. Hemos tenido la oportunidad de escuchar distintas ponencias como: “El futuro empieza hoy” de Luis Martín, una mesa redonda en la que participaron David Calle, Dolors Reig y Mago More acerca de “La competencia digital al servicio de la enseñanza y del aprendizaje”, otra ponencia de Thubten Wangchen (monje budista, discípulo del Dalai Lama, y fundador de la Escuela del Tíbet en Barcelona): “Cómo alcanzar la atención plena” y otra del virtuoso compositor violinista Ara Malikian: “Solo sé que no sé nada”.
Os haré un breve resumen de todas ellas.
Ninguna tecnología suple la creatividad y la energía del profesor que ha de crear su propio estilo. Pero de lo que no hay duda es de que la tecnología trasforma la metodología y la forma de enseñar. Se acabó la época de las respuestas. Lo importante es saber formular las preguntas.
La tecnología desarrolla más y mejor la creatividad de los alumnos, desarrolla sus dotes de comunicación y sus dotes para trabajar en equipo. El aula del futuro que hemos de crear es impensable sin un trabajo colaborativo entre los profesores entre sí, los alumnos entre sí y entre los profesores y los alumnos. Ha de ser una colaboración pro activa, hemos de crear procesos de aprendizaje donde cada uno ponga lo mejor de sí mismo. Los niños se esfuerzan más y se divierten más, aprenden a aprender y los profesores aprenden de sus alumnos.
Con la digitalización y la Cuarta Revolución Industrial está cambiando la forma de ser, la forma de vivir; pero el sistema educativo, está haciendo lo posible para formar a esos niños y niñas que han de vivir e integrarse en la sociedad. El futuro no tiene nada que ver con lo que hemos vivido.
Los profesores debemos de incidir en el desarrollo humano integral. Desarrollar personas con saberes tecnológicos, pero también con saberes humanos, personas que tengan la audacia de atreverse, de confundirse, de hacer cosas diferentes. Para adaptarse a la sociedad del conocimiento, los Centros han de educar a sus alumnos con unos valores éticos potentes, donde la honestidad, el nivel profesional y la cualificación sean capacidades a desarrollar en el día a día. Los Centros deben estar organizados y orientados al futuro, no al pasado, debe haber otros espacios diferentes de aprendizaje, no sólo las aulas. Los equipos docentes han de programarse para generar conocimientos, solo así ayudaremos a nuestros alumnos a descubrir lo que les apasiona. El futuro es complejo pero, como decía Paulo Freire, está en manos de los profesores el poder preparar a las personas para que puedan cambiar el mundo. La educación no cambia el mundo, pero la educación cambia a las personas que van a cambiar el mundo. En este momento lo que mueve el mundo no es la globalización, es la digitalización. No podemos dar respuestas antiguas a problemas nuevos. La respuesta es la colaboración.
La capacidad para personalizar el aprendizaje que nos proporcionan las tecnologías es enorme. Aprendemos haciendo y emocionándonos. El profesor ha de ser despertador de ilusiones, ha de tener la capacidad de aprender. Hoy la información no es quien tiene el poder. El profesor ha de colaborar y ser pro activo y no reactivo. Ha de ayudar a sus alumnos a encontrar el equilibrio y la serenidad en su búsqueda hacia la felicidad. Esto conlleva una mente flexible, abierta que conlleva un trabajo riguroso, bien planificado y siempre tendiendo una mano afectuosa. Sin afecto y sin emociones no se produce ningún aprendizaje.
Jefa del Departamento de Orientación. Coordinadora de Educación Infantil y del Ciclo Superior en Educación Infantil.
1 comentario
Es bastante obvio que, actualmente tanto la tecnología como la digitalización están invadiendo todos los ámbitos de nuestra vida. Debido a ello, los profesores no se pueden limitar a impartir clases exclusivamente mediante los mecanismos tradicionales y, deben incorporar los medios audiovisuales en las aulas. Además, la tecnología permite que el niño trabaje con ilusión, desarrolle capacidades como la memoria auditiva y fotográfica y potencie la atención. Además, la tecnología nos permite solventar muchos problemas que en la antigüedad no tenían solución o, esta era imprecisa (tenemos que avanzar hacia el futuro y ser conscientes que es erróneo pretender acabar con un problema planteando soluciones que se han quedado obsoletas).
El profesor, a su vez, debe intentar que el niño “desee” aprender a manipular las nuevas tecnologías. Esto se puede realizar vendiéndolas como un recurso más lúdico, divertido y dinámico ya que, permite aprender estableciendo un mayor contacto con el resto de alumnos de la clase.
Viendo todo esto, está claro que las aulas del futuro van a ser muy diferentes a las que todos tenemos en nuestras mentes. A pesar de ello, y de todas las innovaciones a las que nos vamos a tener que adaptar, es de suma importancia destacar que hay valores que deben prevalecer en la enseñanza. Con esto me refiero a que el tutor siempre debe inculcarles a sus alumnos valores éticos como la moralidad, afectividad, respeto y compañerismo (entre otros).
Con todo esto, vamos a conseguir enfrentarnos a un mundo que, aunque aparentemente parece muy complejo, sabremos bien como dominarlo (por un lado ya nos habremos adaptado a las innovaciones tecnológicas y por otro, prevalecerán en los individuos los valores éticos y morales tradicionales).
Queda muy claro que la ni la Educación ni la tecnología por si solas cambian el mundo sino que, ambos recursos son los que cambian a las personas que son las verdaderas responsables del cambio del mundo.